En este artículo vamos a exponer 10 preguntas claves que debes hacerte antes de montar tu propia empresa, proyecto o negocio. Todo aquel emprendedor que se ha parado a responder estas preguntas, les ha permitido visualizar mejor, tomar decisiones más acertadas y por consiguiente, mayor rentabilidad en sus proyectos.
Estas preguntas están orientadas a servir más como una serie de consejos que como una guía estricta. La metodología resulta sencilla, debes responder cada una de ellas con sentido lógico y de forma clara, pero sobre todo con sinceridad. A su vez, en el caso de que no conocer una respuesta clara y concisa sobre alguna de ellas debes estudiar, investigar o examinar ese punto.
Aplicando esta simple metodología serás capaz de hallar la clave de tu propio éxito.

1.- ¿Cuál es mi viabilidad como empresario?
Esta es quizás la más importante de todas las preguntas, pues se trata de analizar a fondo si eres la persona ideal para poner en marcha un proyecto en particular.
Este es un cuestionamiento que muchos aspirantes a empresarios jamás se hacen. Pero si es formulada a tiempo, puede evitar inquietudes, pérdida de tiempo y de dinero. Esta pregunta conlleva a un proceso de autoexamen basado en la sincronía entre tus aspiraciones, tus capacidades y tus habilidades.
Esta viabilidad se traduce, en una primera etapa, en el reconocimiento de vuestras aptitudes, capacidades y habilidades para ejecutar un negocio. A esto se añade, por supuesto, la voluntad expresa de convertirte en un empresario.
La segunda etapa, consiste en responder cuánta energía le vas a poner en este proyecto. Es decir, cuánto podrás poner en riesgo y hasta cuándo vas a luchar. Este punto nos recuerda que el éxito de un empresario y de un emprendedor no le viene caído del cielo.
Por último, la viabilidad viene también definida por la experiencia en el área donde quieres introducirte. La experiencia abre una enorme ventana de ideas y oportunidades en el caso de sortear inconvenientes, que de seguro aparecerán, en tu trayecto. Además mientras más experiencia en tu área, mayor será tu capacidad de crecer dentro de tu sector.
2.- ¿Cuál es la viabilidad de mi idea de negocio?

A diferencia de la primera pregunta, está ya va orientada a la idea y no al empresario que la llevará a cabo. Consiste en una revisión, que mientras más profunda y detallada sea, más prometedor será tu futuro. En este punto tienes que llevar al papel una evaluación de las fortalezas y debilidades de tu empresa con el fin de poner en acción el proyecto trazado.
De esta manera, saldrán a la superficie las oportunidades y amenazas posibles para cumplir con tus objetivos. Consecuentemente, podrás establecer una estrategia para aprovechar esas oportunidades y sortear sin aspavientos los posibles problemas.
3.- ¿Cuánto sé del mercado de mi interés?
Este es un punto coyuntural dentro del análisis del proyecto o negocio en cuanto a su viabilidad. Tienes que saber si hay cabida en el mercado para el producto o servicio que pretendes introducir, para así aclarar si puedes establecer un nicho o en su defecto crear la necesidad en el mercado. Es imprescindible que estudies el mercado para observar la reacción del público hacia el producto o servicio que deseas introducir.
Además debes averiguar cuán novedoso será tu aportación en el mercado, pues así prepararás las estrategias necesarias para alcanzar el éxito. Esto obligatoriamente generará las dos preguntas siguientes que tratan sobre la competencia y los clientes potenciales.
4.- ¿Cuánta información poseo de mis competidores?
Partamos del caso hipotético de que tu idea es tan revolucionaria que no posee competencia alguna. Inclusive en este plano “ideal” tus potenciales clientes satisfacen sus necesidades de otro modo al que tu planteas, es decir, con tu competencia.
Por esto es prudente analizar y estudiar a la competencia para así conocer cuáles son sus fortalezas y debilidades. Además, al conocer a tu competencia, lo que ofrecen, como lo hacen y quién lo dirigen, tendrás un panorama más completo del mercado.
La evaluación de tus competidores, te permitirá subsanar espacios que ellos no han llenado o simplemente hacerlo mejor. Esta fórmula suele ahorrar mucho tiempo y dinero, permitiendo generar un posicionamiento que a la larga te permitirá una expansión.
5.- ¿Quiénes son mis clientes potenciales?
En este punto debes hacer un exhaustivo análisis del mercado para determinar si existen clientes que estén dispuestos a pagar por lo que ofrecerás. Pero este análisis no termina ahí, pues necesitas conocer datos demográficos, de consumo y socioeconómicos de tus potenciales clientes.
Esto te permitirá definir tu objetivo y afinar estrategias para que el sujeto que has determinado como cliente potencial, esté satisfecho con lo que ofreces. La identificación de tus clientes potenciales te facilitará a la larga la adaptación a las variaciones del mercado que encontrarás en el futuro.
6.- ¿Cuáles son mis ventajas dentro del mercado?
Una vez aclarado cuáles son tus competidores, su rango de operación y su desempeño en el mercado, viene la validación de tus fortalezas.
Esto se debe a que cuando tienes ya el análisis del mercado, de tu competencia y tus clientes, podrás ver en físico si las fortalezas que encontraste anteriormente en verdad lo son. Pero esto también tiene un valor agregado, ya que pueden aparecer otros elementos fuertes a tu favor que antes no conocías.
Pero en este punto puede surgir el hecho de que aquello que considerabas una fortaleza en realidad no lo es. En este caso debes aplicar tu ingenio y reinventarte.
7.- ¿Cuándo es el momento preciso para poner el proyecto en marcha?
Hasta ahora se ha definido el papel del emprendedor, el escenario donde operará y al menos dos componentes que interactúan en este marco: el cliente y la competencia. En este momento surge la necesidad de saber cuándo levar anclas y lanzar a la mar tu empresa. Pues la respuesta es sencilla: cuando las condiciones de este mercado sean favorables para que tu empresa prospere.
Aquí entra en juego un componente analítico: el estudio del mercado, competencia y cliente, pero también el azar. Mientras más preparado estés para el momento de poner en marcha tu empresa, con mayor claridad podrás identificar el momento idóneo para hacerlo.
8.- ¿Cuáles son mis necesidades técnicas, operativas y financieras?
Ya en la recta final nos encontramos que todos los puntos previos resultan en los preliminares o mejor dicho una idea en el papel. Ahora es el momento de la materialización de la empresa.
Para ello es imprescindible saber qué recursos técnicos y humanos requieren para la puesta en marcha de tu proyecto. Obviamente esto tiene un costo asociado, siendo vital determinar si es viable la obtención de recursos para su ejecución.
Debes ser sincero y con los pies en la tierra, determinando todo aquello que requieres para arrancar el negocio, pues esto se traduce en financiamiento.
Además debes considerar cuál será el margen de gastos y de ingresos que tentativamente vas a tener e incluirlo en el plan de financiación. Esta tarea debes hacerla teniendo en cuenta escenarios diversos, desde los más favorables, hasta los más adversos. Así no pondrás el futuro de la empresa en riesgo y tendrás la capacidad de sortear posibles adversidades.
9.- De acuerdo con mi margen de ingresos y de gastos ¿la empresa es rentable?
Los números no mienten, pero en ocasiones algunos emprendedores, en su afán de alcanzar sus sueños engañan las cuentas. Tristemente los únicos engañados son ellos.
Si bien la voluntad es vital para cualquier emprendedor, el empeño ciego resulta un señuelo que te distrae de la realidad. En el momento en que el balance de la empresa da un saldo rojo, es el momento de sentarse a analizar las razones.
En estos momentos debes revisar qué está fallando, si es un mal cálculo en el proceso operativo, estrategia de marketing inadecuada, etc. Estas rectificaciones permiten acondicionar el proceso de asentamiento y posterior crecimiento de una empresa. Los momentos de inicio son los más difíciles y requieren mayor disciplina en los gastos, así como considerar los procesos de financiación para que se ciñan a la realidad.
10.- ¿Mi idea puede evolucionar y hacerse viable en el futuro?
Tal como lo mencionamos previamente tu negocio debe ser pensado en la inexorable realidad de que el mercado y sus actores cambiarán. Debes ser consciente que el proceso de innovación y de idear la empresa es constante.
Esto, que en principio aparenta ser una desventaja, en realidad es todo lo contrario. Las pequeñas empresas y los emprendedores emergentes tienen una capacidad de maniobra superior ante los cambios en el mercado. Es más pueden aprovecharse de esto para crecer.
Aclarando conceptos: las diferencias entre un empresario y un emprendedor
A pesar de que parezcan lo mismo en realidad un empresario y un emprendedor son dos definiciones completamente distintas. Es vital aclarar esto pues en la actualidad se suelen manejar estos conceptos de manera indistinta y se pueden crear confusiones innecesarias.

El empresario
Es una persona que es dueña, parcial o totalmente de una empresa, negocio o industria. Este se caracteriza por:
- Potenciar y expandir proyectos, ideas y negocios ya constituidos.
- Es la persona que lleva la batuta en la empresa, siendo en términos concretos la cara visible y reconocible. Por lo demás delega funciones a sus empleados.
- El empresario es una figura de mando, control y evaluación que ejerce como jefe.
- Su fortaleza es el análisis y estudios de los números de una empresa para establecer el alcance de logros, así como las probabilidades de éxito en ciertos proyectos. Por lo tanto suele tener límites más claros y concisos a la hora de arriesgarse.
- La perspectiva general del empresario es la coexistencia en un espacio competitivo en el cual él debe hacer destacar a su empresa para generar el máximo beneficio posible.
- Para el empresario el cliente es la fuente de ingresos.
El emprendedor
Es por definición aquella persona que genera toda una actuación para resolver un problema particular de manera innovadora. Como elementos que caracterizan a un emprendedor tenemos:
- Los emprendedores son personas que aportan ideas propias para resolver un problema.
- En cuanto a las funciones de un emprendedor, este generalmente desempeña varios cargos a la vez.
- En el caso de que un emprendedor tenga a su cargo empleados, estos trabajan en una relación más íntima con el emprendedor. De esta manera surge una relación que no es la típica jefe – empleado, sino visión en equipo.
- Los emprendedores por regla general tienen que realizar más sacrificios y asumir muchos riesgos en el tránsito de materializar su proyecto. Su perspectiva consiste en alcanzar el éxito de la idea más que el máximo lucro o ganancia de la misma.
- El emprendedor suele verse a sí mismo como una persona que si bien coexiste en un mercado con la competencia ve en esta una alianza. Ya que de una u otra forma pueden ayudar a cumplir con su cometido.
- Para el emprendedor ve al cliente como alguien con que asumió un compromiso que debe cumplir.
¿Por qué no todo el mundo es válido para ser emprendedor?
A primera vista, parece que ser emprendedor es una opción para los que quieren ser su propio jefe. Aunque no todos están en la capacidad de serlo, pues requiere sacrificar algunas cosas a las que estamos acostumbrados.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que hay que estar dispuesto a entregarse por completo para cumplir las metas trazadas. Por ello, si no estás dispuesto a comprometerte al 100%, es preferible que no intentes ser un emprendedor. Muchas de las personas que desean iniciar y potenciar su propia idea de negocios, lo hacen sin entender esto y tienden a fracasar.
Otra de las cosas que debes tener en consideración es la preparación. Si no es tu área de conocimiento, debes tener la disposición para prepararte y adquirir las habilidades para desarrollar tu idea.
También es importante que tomes en cuenta que muchas veces es preferible arriesgar tu propio capital, tanto humano como monetario. De esta manera, garantizas que sólo tú correrás el riesgo, si llegaras a fracasar, sin comprometer a otros. Parece un camino un poco solitario, pero muchos emprendedores que han tenido tanto victorias como derrotas, recomiendan hacerlo así.